La NBA ha utilizado el sentido común y ha sancionado a las dos partes de la esperpéntica escena que se vivió en el Golden State Warriors contra Miami Heat, cuando Shaun Livingston se encaró con el árbitro Courtney Kirkland y ambos acabaron juntando sus cabezas, para posteriormente expulsar al jugador. Pues bien, la Liga ha castigado al miembro de los Warriors con un partido sin empleo y sueldo, mientras que el colegiado estará una semana sin trabajo.
En esta ocasión, la NBA no ha hecho más que seguir a rajatabla el reglamento, en el que se prohíbe terminantemente a los árbitros entrar al trapo de las protestas de los jugadores. Dicho de otro modo, los colegiados deben permanecer inertes como estatuas. Todo lo contrario que lo que hizo Kirkland, quien claramente busca el contacto con la tez de Livingston.
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